Colectivismo transnacional en ciencia

by | Feb 16, 2014 | Ciencia

ubuntu

“Yo soy porque nosotros somos.”

Filosofía Zulú

La imponente catedral de Durham fue escenario de mi primer encuentro con colaboraciones científicas de gran escala. Vitrales de majestuosa presencia, arquitecturas Romana y Normanda mezcladas para brindarnos un paisaje que se puede contemplar desde cualquier punto de la pequeña ciudad. Así es como los físicos nos proponemos a hacer conferencias, en lugares que nos abrumen de belleza y encanto, como la conferencia SUSY 2005.

640px-Durham_Cathedral_from_the_south

Catedral de Durham, Inglaterra

Siempre trabajé del lado de los teóricos, en áreas que tradicionalmente se desarrollan siguiendo la pauta del aporte o interés científico individual, o de grupos muy pequeños con un promedio de 3 a 4 investigadores. En este modelo, por lo general, hay una o dos instituciones de adscripción, en muy raras ocasiones tres o más, y se procura interactuar con otros grupos, de la propia universidad o de otras, que trabajan en el mismo tema o temas parecidos. Hasta la primera mitad del siglo XX prácticamente todo el ejercicio experimental en física también seguía el patrón individual o de grupos muy pequeños con mucho éxito. Podemos citar gran cantidad de descubrimientos extraordinarios de la época como lo son la estructura del átomo de Rutherford ((video en inglés)) o la detección del positrón por C. Aderson ((video en inglés)).

Sin embargo, en las áreas experimentales, como la detección de partículas subatómicas o la observación de fenómenos astrofísicos o cosmológicos, hemos alcanzado fronteras infranqueables con el modelo individual. Un nuevo paradigma del proceso científico está cambiando la manera cómo se diseña un laboratorio u observatorio y los experimentos que con él se realizan. Hemos aprendido que un gran descubrimiento requiere instalaciones colosales, una producción de datos prácticamente inmanejable y de una buena cantidad de personal de alta calificación en diferentes disciplinas; que objetivos ambiciosos requieren de presupuestos elevados, cuyos fondos sólo se obtienen involucrando un buen número de centros de investigación, universidades, varios países y sus gobiernos, empresas, etc. De esta manera nace el concepto de “Colaboración”, así con mayúsculas, antagónico al modelo de interés individual.

Por otro lado, a la par con la evolución social nos hemos dado cuenta de la importancia o, por decir lo menos, del impacto que tiene la ciencia en el individuo y su entorno. Para el más apasionado, la ciencia ha cambiado nuestro lugar en el cosmos y cómo interactuamos con el universo. El más conservador admite que la curiosidad científica ya forma parte de nosotros y que, como ciudadanos, tenemos que dar una mirada penetrante y participar más de los descubrimientos. Los avances no son más cosa de unos cuantos “genios muy curiosos” reunidos en “monasterios”:  es definitivamente un asunto de todos.

Entonces, ¿cómo funciona una colaboración internacional? Se establece bajo acuerdos entre laboratorios cuyas investigaciones tienen objetivos comunes y estos, a su vez, se comprometen a buscar financiamiento, personal y equipos para los proyectos conjuntos. Al momento que los centros académicos logran involucrar a sus gobiernos, se configura la lista de naciones. En muchos casos se firman acuerdos internacionales, entre universidades,  instituciones y gobiernos. Por lo general, las instalaciones físicas donde se hacen los experimentos/observaciones están ubicadas en un sólo país/lugar geográfico, pero, esto último depende de la naturaleza del experimento. Se acuerda un nombre propio para la colaboración, por ejemplo: “ATLAS Collaboration” o “Colaboración ATLAS”. Este nombre o acrónimo respalda una lista de investigadores que serán presentados como el reparto de una película de cine, que puede ser una constelación de decenas o centenas de científicos e ingenieros. Al arrancar los estudios y experimentos, los resultados de las investigaciones se envían a publicar usando el acrónimo, en muy raras ocasiones se publicará bajo nombres de personas (ejemplo).

Durante la segunda mitad del siglo pasado y en lo que llevamos de este, las colaboraciones no solamente han proliferado, sino que son cada vez más grandes. De acuerdo con Science Watch, la tendencia en física de altas energías, por ejemplo, ya esta superando los 3.000 autores en un sólo artículo.

GraficoAutores

Número de autores por articulo, presentado en bandas, en función del tiempo (años)

LHCinManyHands

Número de autores por artículo presentado como Colaboración ATLAS, en función del tiempo (años).

Esta nueva forma de cooperación internacional ha asegurado el éxito de innumerables iniciativas. Descubrimientos como la detección del Bosón de Higgs en el CERN (por las colaboraciones ATLAS y CMS) o el origen de los Rayos Cósmicos de alta energía, hermoso hallazgo de la Colaboración Pierre Auger en Argentina, posiblemente no hubiesen tenido lugar en condiciones de trabajo individual.

Actualmente existen cientos de colaboraciones internacionales. Algunos nombres: IceCube, Observatorio de Neutrinos en el Polo Sur (Antartida); LIGO, observatorio de detección de ondas gravitacionalesSESAME, fuente de radiación de sincrotrón para ciencia experimental y aplicaciones en el medio oriente; HAWC, Observatorio de Destellos de Rayos Gamma; GENOMA (HGP), no requiere presentación; Algunas colaboraciones de la agencia espacial europea ESA (Planck, Herschel), LAGO, Observatorio de Gran Apertura de Destellos de Rayos Gamma, colaboración latinoamericana.

A finales de la década pasada formé parte de la Colaboración LAGO, cuyo objetivo es entender el origen de un fenómeno astrofísico conocido como “Destellos de Rayos Gamma” (o Gamma Ray Burst, GRB, en inglés). Son resplandores repentinos de Rayos Gamma ultra energéticos (( Los rayos gamma están en el rango de más alta frecuencia del espectro electromagnético)) que se observan en el espacio exterior, cuyo origen está en estudio, pero se cree que deben ocurrir durante eventos violentos como el colapso estelar. Algunos de estos destellos provienen de nuestra galaxia, mientras que la mayoría, ya se sabe que se producen en otras galaxias. Estos rayos gamma llegan hasta nuestro planeta, “colisionan” con la alta atmósfera de la tierra (ionósfera) y su interacción con los átomos, que allí habitan, producen cascadas de partículas elementales que caen en la superficie a la tierra como lluvias instantáneas. Una propuesta de observación de los GRB, que según estudios se estima seria efectiva, es colocar detectores de estas lluvias de partículas en varios picos altos de la Cordillera Andina y otras tierras elevadas de América Latina. Actualmente participan 8 países en este esfuerzo colectivo, ellos son: Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Perú y Venezuela. ((Más detalles sobre los GRB, Rayos Cósmicos y su detección en futura entrega de Browniana))

Entonces, podemos afirmar que la tendencia de principios del siglo XXI apunta al colectivismo científico transnacional. En ese sentido, presenciamos un momento histórico para el desarrollo de la ciencia. Contemplamos cómo la humanidad afronta retos de gran escala cuando hay pasión y objetivos nobles.

0 Comments

Submit a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Sobre el Autor:

 Física teórica y escritora experimental. Dejo en este portal artículos de ciencia (no ficción) y textos de ficción…

Post Recientes
Vivir para siempre

Vivir para siempre

vivir para siempre para ser eternamente irrelevante eternamente intrascendente...

Tiempos análogos

Tiempos análogos

El Señor de las moscas le hablaba a Simón cuando mi vientre comenzó a doler....

Alfiler

Alfiler

Como todos los días, me levanto sentada en la cabeza de un alfiler Nunca miro...