Quiero interrumpir el estilo de mi blog para hablar sobre algo útil, así que me pareció pertinente escribir una nota sobre mi experiencia con las editoriales. Creo justo que las personas que me siguen en la redes sociales entiendan por qué insisto tanto con la campaña sobre el acceso libre a la ciencia y eliminar un sinnúmero de mitos y leyendas acerca de las publicaciones científicas.
La que escribe
Soy científico por elección de vida, tengo un PhD en física y experiencia profesional en varias instituciones académicas en Venezuela, Alemania y Australia. Gran parte de mi carrera la he dedicado a la física teórica de altas energías, así que me voy a limitar a hablar sobre mi experiencia publicando en esa área.
El viaje de un artículo científico
La historia de un artículo comienza desde el momento en que nos volvemos parte de una institución o un laboratorio. Me voy a saltar todos los pormenores de la investigación para hacer el cuento corto. Cuando tenemos un resultado, o un modelo, que por muchas razones consideramos valioso y original, hay que escribir y publicarlo. Los autores discutimos las posibles revistas basándonos en criterios como los siguientes:
- Primero que nada, se genera un pool de revistas especializadas en el tema específico de tu investigación,
- Se revisa el índice de impacto, que es, esencialmente, cuantos científicos leen una revista.
- Editores: ¿están de buenas o de malas con tu jefe?.
- ¿Cuánto hay que pagarle a la editorial? ¿La universidad tiene algún convenio? -—convenio en el que las editoriales ganan, siempre ganan.
- También puede ocurrir que una revista nos invite a publicar, pero no siempre nos conviene aceptar la invitación.
Fíjense bien que ninguno de esos criterios es realmente científico, son más bien burocráticos, en realidad responden a la necesidad de impresionar jurados para obtener financiamiento para proyectos.
Seleccionada la revista, escribimos el documento en el formato requerido por la editorial. En el caso de la física teórica de altas energías, días antes colocamos el artículo en el banco de pre-publicaciones o arXiv. El arXiv es una base de datos de artículos que aún no han sido publicados (pre-publicaciones o preprints) o que ya fueron publicados, y que está disponible gratis para el público general, es decir, cualquier persona con internet en su casa tiene acceso a todos los documentos del arXiv. Cualquier investigador que trabaje oficialmente en una institución académica puede colocar un artículo allí; y no se requiere de ningún proceso de revisión o arbitraje para hacerlo público, es decir, pasamos pena desnudos.
Volviendo a la historia, colocar nuestro nuevo preprint en el arXiv es un momento de nervios, todos los físicos de altas energías lo verán mañana. Esperas el feedback de la comunidad científica. Una discusión interesante se inicia. Es posible que algunos de tus colegas noten errores o no estén convencidos de algo. En ese caso, se revisa el artículo y se reemplaza por una nueva versión.
Una vez contentos con lo que tenemos en el arXiv, lo enviamos a la revista. La editorial elige uno o dos jueces que van a leer nuestro artículo y emitir una opinión; es lo que se llama oficialmente el peer review. La palabra oficialmente está colocada allí a propósito, porque si se fijan bien, ya está sucediendo un peer review desde el arXiv y los jueces son todos los investigadores del área. Una vez que los jueces asignados por la “prestigiosísima” revista recomiendan la publicación de tu artículo, viene el proceso de corrección de errores según los gustos de la editorial.
Finalmente la revista envía una hojita a los autores, que muchas veces viene en físico con el membrete de la editorial y que hay que firmar en tinta. Ese es el documento en que se nos obliga a ceder los derechos de autor si queremos que el artículo sea publicado allí. Por supuesto que los muy «generosos» nos otorgan algunos «derechos», como, por ejemplo, usar el contenido para dar clases, incluirlo en la tesis o enviarlo por email a un colega para discutir. Así que, al final del proceso, el contenido del artículo ya no es de quienes realizaron la investigación, ni de la universidad tampoco: es de la editorial.
Ya publicado el artículo, la revista lo vende y los autores no reciben ni un solo centavo por esas ventas, ni uno solo. Los artículos son vendidos de dos maneras: por subscripción a la revista o individual. El precio «al detal» de mis artículos está más o menos por los $50. Si alguno de ustedes compra uno, yo no recibo absolutamente nada. Ah, por cierto, se me olvidó mencionar que los jueces que hicieron el peer review, por lo general, tampoco reciben ninguna paga por ese trabajo.
La muerte de un modelo viejo por la aparición del internet
(O sobre cómo llegaron estas corporaciones a tener tanto poder y por qué ahora estamos en posición de sacarles la lengua y no seguirles más el juego ni aceptar más abusos)
Anteriormente, para publicar un artículo que quedara en un formato legible y que llegara a la mayor cantidad de instituciones, era necesario una inversión muy grande en materiales, maquinaria, mucho personal y estrategias de distribución. Hoy en día lo único que se necesita es una buena base de datos y un par de chicos que hagan el IT y el diseño web. Nada más. El verdadero trabajo, el trabajo grueso, por cuenta de los investigadores y las instituciones académicas.
Por último necesito matar un mito ahora mismo, el mito de que las editoriales financian universidades o proyectos de investigación. ¡Falso! Las editoriales no financian ningún tipo de investigación. ¡Nada! Las editoriales sólo venden documentos en los que no invirtieron ni dinero, ni tiempo, ni ingenio en producir.
Es una loable labor la publicación de este blog. Gracias en verdad
Luis, gracias a ti por comentar. Saludos!
El proceso de publicar en una revista es un proceso de seleccion. Si mandamos las revistas al carajo, implicamos que la seleccion no hace falta. Quizas no lo haga. Es esa tu opinion? Otra cosa: considera que casi en ninguna otra ciencia hay nada parecido a Arxiv. Imaginate que manhana los biologos empiezan a boicotear a Elsevier. Y en donde publican lo que han hecho?
Quizas las soluciones intermedias sean interesantes: revistas abiertas, online, con los mismos paneles de revision. Pero quien las organiza? Creo que los ejemplos de estas revistas son infimos porque editar no es facil, ni es materia de amateurs. A fin de cuentas, si eres fisico o biologo, lo que te gusta hacer es investigar, no editar los resultados de otros…
Inti, gracias por tus comentarios. Respondo por partes. Mi punto y además experimentado con nuestro arxive es que efectivamente la “selección” no hace falta, no de esa manera rígida y vertical. Ocurre un proceso de auto selección, los investigadores no somos tan tontos y sabemos que es bueno y que es malo, que hay que leer, estudiar a fondo y citar en nuestros trabajos. No he hecho un estudio comparativo serio, pero podria apostar que la cantidad de artículos malos en el arxive es tan grande como la que hay en las revistas de editoriales (a tiempos iguales).
Fíjate que los físicos nuca hemos decidido boicotear Elsevier (si no es por el detalle de el último mes que querían impulsar una ley en USA para prohibir la ciencia abierta), pero normalmente la seguimos usando en paralelo junto con nuestro arxive, pero sólo porque da “prestigio”, porque hay un nombre, etc.
Yo creo en los sistemas auto organizables, si. El arxive es una prueba y la wikipedia también (no se si viste un estudio que se publicó en Nature donde se compara la wiki con la enciclopedia británica y resultaron casi igual de precisos). Ahora bien, el proceso de edición no era fácil antes, pero ahora si. Los muy cómodos nos ponen todo el trabajo a nosotros. Ni se te ocurra enviar un manuscrito en un formato que no sea el de ellos o decirles que tu no corriges typos, etc. En los últimos tiempos, mi experiencia es que ellos no hacen nada, el trabajo es todo nuestro. Mantienen una pagina web y una base de datos, aunque aun hoy muchos de ellos siguen tumbando árboles pero es cuestión de tiempo que eso ya no se haga más. Las universidades si pueden poner sus bases de datos y ya las hay, también está el Protein Data Bank y la base de datos del Genoma Humano, todos públicos. Tal vez estaré equivocada en algún detalle, y tal vez si pudiéramos llegar a un compromiso intermedio, pero hace falta que ellos aprendan a ceder y el problema es que estas editoriales tienen siglos demostrando lo contrario.