by Alexandra De Castro | Aug 9, 2020 | Ficción
En la primera clase, la profesora Ludeña se sentó a mi derecha en el banco del piano. Me miró con serenidad y me pidió que tocara algo. Orgullosa de mi repertorio, toqué un vals de Chopin. Ella me dejó finalizar. Después, en silencio, se inclinó sobre una mesa...